La sierra de Peña Labra, con una longitud de unos 12 Km, se extiende desde la Sierra de Hijar hasta el Puerto de Pidrasluengas, siendo frontera natural entre Cantabria y Palencia. La altitud media sobrepasa los 2.100 m.
La subida se puede hacer por una senda que sale desde el pueblo palentino de Piedrasluengas (1.313 m) frente a la parada de autobús o desde el mirador que lleva el mismo nombre (1.346 m).
En cualquiera de los casos, una antena de TV o repetidor teléfonico nos indica la proximidad a la mejor de las rutas que debemos seguir en esta primera parte.
Salida desde el pueblo de Piedrasluengas
Nosotros debido a la niebla no teniamos la referencia de la antena por lo cual subimos desde el pueblo.
Ascendemos en línea con relevos para marcar huella.
Se progresa desde el principio con un fuerte repecho, por zona de prados, en nuestro caso como puedes ver en las fotos solo había nieve. Luego se atraviesa una zona de brezales, hoy tapados por la nieve blanda que hacía que nos hundiéramos hasta la rodilla.
Se progresa desde el principio con un fuerte repecho, por zona de prados, en nuestro caso como puedes ver en las fotos solo había nieve. Luego se atraviesa una zona de brezales, hoy tapados por la nieve blanda que hacía que nos hundiéramos hasta la rodilla.
Llegamos a una zona donde el terreno es más inclinado, hasta dar con la peña que forma la cumbre de Peña Labra (2.017 m), a la que se llega bordeando por la derecha para luego ascender. Hoy es imposible ascender a la cumbre, por lo que seguimos por la derecha sin perder altura.
Para llegar al pico Tres Mares hay dos opciones: La primera es ir por la cara sur por un camino bien marcado sino esta cubierto por la nieve. La otra opción es ir cresteando por la norte desde Peña Labra hasta encontrar el camino que va por la sur.
Nosotros debido a las malas condiciones climáticas continuamos bordeando sin perder altura por la cara sur y en vez de ascender a Tres Mares hacemos la subida por la canal de los Asnos, hasta el telesilla del mismo nombre (2.060 m).
La subida no fue excesivamente dura, salvo para los que habrían huella. Al llegar arriba el viento y el frío eran muy fuerte hasta el punto de no poder quitarte los guantes porque sentías dolor en las manos.
La estación de esqui tenía cerrada la parte de arriba y solo unos pocos esquiadores se atrevían a desafiar al frío viento, nieve y niebla que nos acompaño en esta ruta. Comimos el bocata en el edificio de Cantur acompañado de un caldo y un carajillo calentito.
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